miércoles, 2 de febrero de 2011

El pacifismo de Cervantes.

Si Cervantes es pacifista, no demoremos exponer su doctrina a disposición de los atribulados por la violencia como los egipcios, que se tiran piedras los que apoyan a Mubarak y los que le rechazan.


He oído que ya le ha dicho Obama, su valedor, que se retire, pero no es sencillo; en los países pobres como Egipto es mucho lo que está en juego con el control del aparato estatal y sus oficinas. Mubarak no puede dejar a los suyos en la estacada, si estos aguantan podría intervenir el ejército, bajo su control.

Obama le ha dicho que se retire, pero nada vale la palabra cuando no la acompañan medidas de fuerza.

Es en este punto en el que preguntamos a Cervantes si habrá alguna palabra, o medida que no sea de fuerza, que pueda lograr el acuerdo de las partes; probar así su intención pacifista.

Cervantes dice que las palabras sirven o apoyan a las armas, por eso la actitud correcta es el silencio; las palabras, los juramentos, agrupan a la gente, a ellos se acude cuando el terror emerge, por lo que es necesario comunicarselo a los egipcios, comunicarnoslo, callando.

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