sábado, 23 de octubre de 2010

Hamlet y el Quijote

Shakespeare escenifica una representación que es un espejo, mientras que Cervantes la crea para luego destrozarla con la espada de su justiciero.

Representar, fingir, adorar son actos que reflejan el orden del mundo, como dice Confucio.

Uno nos muestra la cruel tragedia humana mientras el otro una ¡comedia honesta!, en la que no se olvida de pagar los desperfectos que causa.

Si la tragedia consiste en pagar a los actores por fingir, pues estos no quisieran cobrar sin aportar beneficio ni morir por gusto, en esta simpar comedia muere don Quijote encaminado a la gloria por su virtud.

Así es, en efecto, que también pagando se obtiene gloria y riendo ahorro.

1 comentario:

  1. Fausto y don Quijote

    El héroe ejemplar del Quijote es el cautivo que nos mira la bandera blanca de paz, mientras el héroe fracasado no consigue evitar el holocausto.

    Y, en efecto, así fue que don Quijote enristró la lanza para salvar a los judíos ya que no a los moriscos hasta la segunda parte.

    Frente al cautivo Don Quijote nos hace dudar de todo hasta engendrar al Dr. Faustus de modo que su vagina tiene que arrepentirse, como hizo en su día el miserable don Quijote, por haber enviado a la violencia, el socio del diablo, al cielo.

    Grossman más que salvar quiere humanizar a los judíos para lo que tendríamos que dar marcha atrás 10.000 años volviéndonos a engañar sobre nuestras capacidades, o engendrar a Marlowe en el siglo XIX.

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